Texto por Christian Barragan
Chris Doyle (Pennsylvania, 1959) es un artista que se ha caracterizado durante más de treinta años por realizar proyectos a gran escala y de larga duración en los cuales recurre a la hibridación de tecnologías analógicas y digitales, traslación de espacios públicos y privados, implicación con diversos contextos históricos, sociales y ambientales, así como una constante investigación alrededor de la historia del arte. A partir de estos ejes centrales en su ejercicio, Doyle realizó el proyecto de pintura mural “Rotación de estudio”, el cual fue desarrollado durante dos fases correspondientes con las estancias de investigación y producción de las residencias
Pinturas Rupestres y Reach Projects entre 2023 y 2024.
Atraído inicialmente por el mural en alto relieve elaborado con cemento policromado sobre ladrillo tallado que Isamu Noguchi creó en el mercado público Abelardo L. Rodríguez, “Historia de México” (1935-1936), Doyle enfocó después su actividad en el Museo Jardín Noguchi en Queens, sitio que en el pasado fuera el estudio del mismo Noguchi. Diseñado a la manera de un palimpsesto y ejecutado secuencialmente sobre un mismo muro, Doyle pintó doce murales de vistas interiores y exteriores del museo jardín estudio. Al concluir esta monumental tarea, el mural final fue desprendido. Sumado a este vestigio, el artista documentó en
fotografía (acaso otro rastro, aunque digital) las doce vistas y con éstas ensambló una animación multimedia que recrea el museo jardín estudio de Noguchi en movimiento.
Posteriormente, Doyle recreó un fragmento de las maquetas pintadas por David Alfaro Siqueiros en su casa estudio en la calle de Tres Picos en la Ciudad de México, lugar que actualmente es el museo Sala de Arte Público Siqueiros. La sección elegida por Doyle corresponde a los trazos de composición espacial que Siqueiros boceto para el mural “La marcha de la humanidad”, una de las obras
cumbre del muralismo mexicano. Sobre esta versión contemporánea del mural de Siqueiros en el cual se sintetizan muchos de sus experimentos plásticos y donde integró la pintura con la escultura y la arquitectura, Doyle incorporó una experiencia óptica al generar en tiempo real una animación hecha con la técnica de la rejilla de barrera, o cerca de estacas, conocida como kinegrama. Igualmente, esta obra fue desprendida y trasladada a op.cit (1) para su exhibición conjunta con el resto del proyecto.
Llegado a este punto en el proceso de “Rotación de estudio”, surge la interrogante ¿cómo sería la pintura si se le tratara como escultura? O incluso más: ¿cómo sería la pintura si se le tratara como escultora de espacios? En el primer caso, pudiera considerarse al relieve y a la proyección espacial como una aproximación hacia una posible respuesta, y en ese sentido, abordarse la obra de David Alfaro Siqueiros como una tentativa de transición entre una dimensión y otra. En el segundo caso, la acción de trasladar una pintura de su contexto a otro sitio deviene en un ejercicio de abstracción tanto para la obra en sí misma, como para los espacios que la contienen. Sucede entonces que contenido y continente se transfiguran mutuamente y la fricción de estados abre un potencial virtual en el cual pintura, escultura, arquitectura y espacio público migran sus centros de rotación indefinida y constantemente.
Derivado de todo ello y en conversación con los conceptos de “escultura de espacios” de Noguchi y “escultopintura” e “integración plástica” de Siqueiros, el proyecto de Chris Doyle establece una vía de tránsito hacia una pintura mural que contempla (además de las dos y tres dimensiones tradicionales de la pintura y la escultura, respectivamente), un espacio virtual en que conviven indistintamente lo analógico y lo digital, el pasado y el presente, la figuración y la abstracción, lo estático y lo móvil, al lado del ensamblaje narrativo entre la macrohistoria y el microrrelato, así como las nociones de autoría individual y en colaboración.
Chris Doyle In his animation-based practice explores themes of interconnection, labor, and the balance between destruction and renewal. The projects, often presented in public spaces, examine the impact of society’s obsession with progress on our fragile relationship to the forces of the natural world.
He has exhibited widely at venues in the U.S. and internationally, including at the Brooklyn Museum of Art, Queens Museum of Art, P.S.1 Museum of Contemporary Art, MassMoCA, The San Jose Museum of Art, The Aldrich Contemporary Art Museum, The Tang Teaching Museum, The Wellin Museum of Art, The University of Michigan Museum of Art, Sculpture Center, The Brooklyn Academy of Music, and as part of the New York Video Festival at Lincoln Center and the Melbourne International Arts Festival.
His temporary and permanent urban projects include commissions for the U.S. Embassy in Sarajevo, Bosnia, the U.S. Ambassador’s residence in Stockholm, Sweden as well as for Melbourne, Australia, and Edmonton, Canada; within the U.S., he has received commissions from Culver City, California; Kansas City, Missouri; Tampa, Florida; Louisville, Kentucky; Austin, Texas; Times Square in New York City and most recently, in celebration of the 50th anniversary of Wave Hill in The Bronx, New York.
He is the recipient of a 2014 John Simon Guggenheim Foundation Fellowship and the 2014 Borusan Contemporary Art Collection Prize. His work has also been supported by grants from the Creative Capital Foundation, New York Foundation for the Arts, NYSCA, and the MAP Fund. He received his Bachelors degree in Fine Arts from Boston College and his Masters in Architecture from Harvard University.